El conflicto actual entre el ELN y las disidencias de las FARC en el Catatumbo no es evento aislado. Es el resultado de 25 años de la complicidad, bien documentada, entre estos grupos guerrilleros y el chavismo, que bajo Hugo Chávez y Nicolás Maduro, han explotado negocios ilícitos como el narcotráfico, el oro, y el coltán en regiones clave Venezuela como los estados Apure, Táchira y Zulia, el cerro Yapacana, el Autana en Amazonas, el Caura y el Arco Minero del Orinoco en Bolívar.
Informes de SOSOrinoco revelan que la extracción ilegal de minerales al sur del Río Orinoco se realiza en sociedad, ilícita y por ello poco transparente, de las Fuerza Armada de Venezuela, con grupos armados locales, el ELN y las disidencias de las FARC. En el parque nacional Yapacana, esta amalgama criminal ha gestionado operaciones que han devastado el medio ambiente y profundizado conflictos locale
La alianza inicial con el chavismo se basó en intereses mutuos: refugio seguro para las guerrillas a cambio de ingresos generados por actividades ilícitas. Tras la firma de l acuerdos de paz con la FARC, Maduro amplió este modelo, convirtiendo al Arco Minero y muchas otras Áreas Protegidas de los estados Amazonas y Bolívar, en un eje de saqueo, violaciones de derechos humanos, conflictos entre el ELN y las disidenci de las FARC, quienes compiten por controlar minas, extorsionar trabajadores y trafic minerales. Estas actividades generan millones de dólares que financian la capacid de fuego y acción de estos grupos.
Estas dinámicas han devastado comunidades locales e indígenas, causando desplazamientos, pérdida de tierras ancestrales y daños irreparables al medio ambiente, como ha detallado ampliamente la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela.
El gobierno de Gustavo Petro, y toda la sociedad colombiana, enfrenta una crisis que tiene un claro cómplice externo. El chavismo, que se criminalizó rápidamente, siempre ha soñado con desestabilizar a Colombia. Con el triunfo de Petro creyeron poder lograrlo por la vía de ‘cooperación’ antisistema entre Caracas y Bogotá. La actitud del Presidente Petro después de la elección fraudulenta del 28 de julio en Venezuela ha sido errática para muchos, pero para Maduro fue una traición que está dispuesta a cobrar por las malas. ¡Ojalá toda Colombia, y en particular su gobierno, entiendan que no hay una Colombia en paz y próspera con Maduro y el chavismo de vecinos!
Llegó la hora de atar cabos y plantarnos de lado y lado de esta caliente frontera para defender valores y principios que una vez nos hermanaron.